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| EL CUADRO HALLADO. |
La pista que permitió dar con la pintura surgió de manera inesperada cuando una inmobiliaria argentina publicó imágenes de una propiedad en venta y, en las fotos del salón, el cuadro colgaba sobre un sofá. La vivienda pertenecía a una de las hijas de Friedrich Kadgien, funcionario nazi cercano a Hermann Göring y miembro de la SS que se instaló en Buenos Aires tras huir de Europa.
Kadgien había acumulado joyas y obras de arte obtenidas mediante saqueos y extorsiones en los Países Bajos. Tras su muerte en 1978, parte de ese patrimonio quedó en manos de su familia. Durante años, los periodistas del diario neerlandés AD intentaron contactar con las herederas, pero solo lograron confirmar el hallazgo cuando la casa apareció en el mercado inmobiliario.
Especialistas de la Agencia del Patrimonio Cultural de Países Bajos (RCE) aseguran que la pintura coincide con los registros de la obra desaparecida en 1946. “No hay razón para pensar que sea una copia, las medidas coinciden con la información disponible”, señalaron, aunque precisaron que será necesario revisar el reverso del lienzo para confirmar su autenticidad a través de sellos o marcas originales.
La familia de Goudstikker, que en 2006 ya había recuperado más de 200 piezas tras un litigio histórico con el Estado neerlandés, anunció que reclamará oficialmente el retrato. “Mi búsqueda de las obras de mi suegro comenzó a finales de los noventa y no la he abandonado hasta hoy. El objetivo de mi familia es recuperar cada pieza robada de la colección y restaurar su legado”, explicó Marei von Saher, de 81 años. El caso podría abrir un nuevo proceso judicial de larga duración si las actuales propietarias se niegan a restituir la obra.

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